Quiero comerme tu páncreas by Yoru Sumino

Quiero comerme tu páncreas by Yoru Sumino

autor:Yoru Sumino
La lengua: spa
Format: epub
Tags: libro electronico, ebook, novedad, febrero, 2024, grupo planeta, planetadelibros, planeta argentina, ficción, novela, novela juvenil, novela romantica, Quiero comerme tu páncreas, Yoru Sumino, anime, manga, Japón, Your Name, webtoon, manwha, My happy marriage, Kimi no Suizō o Tabetai, KimiSui, I want to eat your pancreas
editor: Planeta
publicado: 2024-01-26T00:00:00+00:00


Seis

No volví a verla hasta el sábado de esa semana, en su habitación del hospital. Era de mañana y las nubes mantenían el calor a raya. Ella me había enviado el horario de visita del hospital por mensaje de texto, y fui a verla: aunque decir que fui no sería preciso; más bien, me había citado.

Tenía una habitación privada. Cuando llegué no había ninguna otra visita y ella estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera. Tenía puesto un pijama estándar del hospital y tenía un tubo colgando de su brazo. Estaba bailando con unos movimientos extraños. La llamé desde atrás y se sobresaltó, y luego huyó gritando hacia su cama y se enterró debajo de las mantas. Me senté en una silla plegable junto a su cama y esperé a que se calmara. De pronto calló y se incorporó en la cama, como si nada hubiese ocurrido. Su naturaleza veleidosa no estaba atada a tiempo ni a espacio.

—No puedes aparecer de pronto sin avisar. Pensé que iba a morirme de vergüenza —dijo.

—Si lograras ser la primera persona de la historia en morir por eso, al menos tendría una anécdota graciosa para el resto de mi vida. Toma, te traje un regalo.

—¿Qué? —exclamó—. No te hubieses molestado. ¡Ah, fresas! Comámoslas juntos. En ese armario hay platos y utensilios. ¿Los traes?

Obedecí; tomé un cuchillo, un par de platos y tenedores del armario blanco que había contra la pared, y luego volví a la silla plegable junto a la cama. Había comprado las fresas con el dinero que me dio mi madre cuando le dije que iba a visitar a una compañera de clase que estaba en el hospital.

Corté los tallos de las fresas y empecé a comer, mientras le preguntaba cómo estaba.

—Estoy totalmente bien —respondió—. Algunos de mis análisis salieron un poco mal y mis padres se asustaron y me internaron en el hospital, pero no pasó nada. Estaré aquí un par de semanas hasta llenarme de un medicamento especial, y luego volveré a la escuela.

—Para entonces las clases de verano habrán terminado. Luego empezará realmente el receso de verano.

—Claro. Tendremos que hacer planes, entonces.

Seguí con la mirada el tubo que salía de su brazo hasta un caño de metal con ruedas del que colgaba una bolsa llena de un líquido claro. Se me ocurrió una pregunta, y se la hice.

—¿Qué le dices a todos… por ejemplo, a tu mejor amiga, Kyōko-san?

—Que me van a extirpar el apéndice. El personal del hospital me sigue la corriente. Ahora que vi lo preocupados que están mis amigos por mí, es más difícil imaginar que pueda decirles la verdad. Pero no sé, tal vez debería preguntárselo al chico que me empujó sobre la cama hace unos días. ¿Qué piensas, [Chico con el que me estoy llevando bien]-kun?

—Creo que al menos deberías decírselo a Mejor Amiga-san, es decir, a Kyōko-san; sin embargo, creo que deberías confiar en la decisión que tome la chica que me abrazó hace unos días.

—¡Ni me lo recuerdes! Me estás haciendo avergonzar otra vez.



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